El miércoles pasado, a medio día escuché un programa de radio en el que un periodista recomendaba un libro que había leído de un prestigioso científico, que había trabajado para varias administraciones de presidentes de E.E.U.U. Al parecer dicho autor entre varios aspectos aseguraba con absoluto rigor científico que la Homeopatía era una falacia sin fundamento. Dicho esto el conductor del programa y otro contertulio también periodista apoyaban dicha idea con vehemencia. Podía escuchar cosas como: “Yo siempre he dicho que eso sólo es agua”, “y lo más impresionante es que también lo hacen médicos”, “claro, es una cosa que es negocio, da dinero” o “bueno, ya se sabe lo que hace el efecto placebo”. Placebo, esa palabra que se utiliza con tanto menosprecio y tan pluripotencial que sirve para explicar los efectos de algo que no es compatible con nuestro paradigma. Esa palabra me hizo reaccionar. No es que yo fuese homeópata, ni siquiera he sido tratado por un homeópata, aunque sí creo que es
Por Francisco Lliso Fita