El concepto de los cinco movimientos es fundamental en el tratamiento de MTC. Intento con este artículo presentar un introducción a este concepto.
El hombre está sujeto a influjos térmicos, telúricos, magnéticos, etc. Dichos influjos pueden ser agresivos como un golpe de calor, o beneficiosos como el calor del Sol una tarde de invierno, pero en ningún caso somos ajenos a ellos, sino que nuestra homeostasia responde ante ellos, como hace el sudor ante un incremento térmico, o vasoconstricción periférica en caso de frío. Este equilibrio debe ser mantenido de continuo por todos nuestros sistemas. No debemos imaginar a nuestro organismo formando una coraza ante dichas "energías exógenas", sino que más bien interactúa con ellas aprovechando aquellas que puede ingresar en su propia economía energética, tal y como el sistema digestivo digiere los alimento, ingresando aquello que le es útil y desechando lo inútil para la subsistencia.
"Lo que es dentro es afuera, lo que es arriba es abajo". Nuestro organismo está formado por los mismos elementos que el cosmos, lo rige la misma física que rige cualquier cuerpo celeste, somos en definitiva un microcosmos de partículas atómicas incorporadas en átomos, iones, moléculas orgánicas e inorgánicas, proteínas, lípidos, glúcidos, ADN, ARN, etc, controladas por una "energía de vida" que mantiene la estructura ordenada que nos diferencia del barro, aunque compartamos los mismo elementos biogenésicos. No es de extrañar que el cuerpo también use aquellas mismas energías que aporta su medio vital.
Los antiguos maestros orientales observaron la naturaleza y el hombre durante cientos de años, describiendo los cinco movimientos básicos del cosmos y del Ser Humano. Dichas energías recibieron el nombre de Fuego (calor), Tierra, Metal, Agua y Madera.
Esta concepción no fue única en China, sino que en la Antigua Grecia se barajaban cuatro elementos, Fuego, Tierra, Aire y agua. Más tarde añadieron un quinto elemento llamado "Éter", "La idea" o "Quintaesencia".
Al igual que los griegos los chinos describieron en su inicio cuatro movimientos, Madera, Fuego, Metal y Agua, los cuales convergían en la tierra, que se situaba en el centro.
Más tarde el hombre, como centro de todas las confluencias desplazó a la Tierra a la periferia como un movimiento más. Esta concepción atropocéntrica fue fundamental para el estudio de los movimientos fuera y dentro del hombre.
Para saber más sobre los Elementos de la Antigua Grecia: http://es.wikipedia.org/wiki/Elementos_de_la_antig%C3%BCedad
El hombre está sujeto a influjos térmicos, telúricos, magnéticos, etc. Dichos influjos pueden ser agresivos como un golpe de calor, o beneficiosos como el calor del Sol una tarde de invierno, pero en ningún caso somos ajenos a ellos, sino que nuestra homeostasia responde ante ellos, como hace el sudor ante un incremento térmico, o vasoconstricción periférica en caso de frío. Este equilibrio debe ser mantenido de continuo por todos nuestros sistemas. No debemos imaginar a nuestro organismo formando una coraza ante dichas "energías exógenas", sino que más bien interactúa con ellas aprovechando aquellas que puede ingresar en su propia economía energética, tal y como el sistema digestivo digiere los alimento, ingresando aquello que le es útil y desechando lo inútil para la subsistencia.
"Lo que es dentro es afuera, lo que es arriba es abajo". Nuestro organismo está formado por los mismos elementos que el cosmos, lo rige la misma física que rige cualquier cuerpo celeste, somos en definitiva un microcosmos de partículas atómicas incorporadas en átomos, iones, moléculas orgánicas e inorgánicas, proteínas, lípidos, glúcidos, ADN, ARN, etc, controladas por una "energía de vida" que mantiene la estructura ordenada que nos diferencia del barro, aunque compartamos los mismo elementos biogenésicos. No es de extrañar que el cuerpo también use aquellas mismas energías que aporta su medio vital.
Los antiguos maestros orientales observaron la naturaleza y el hombre durante cientos de años, describiendo los cinco movimientos básicos del cosmos y del Ser Humano. Dichas energías recibieron el nombre de Fuego (calor), Tierra, Metal, Agua y Madera.
Esta concepción no fue única en China, sino que en la Antigua Grecia se barajaban cuatro elementos, Fuego, Tierra, Aire y agua. Más tarde añadieron un quinto elemento llamado "Éter", "La idea" o "Quintaesencia".
Al igual que los griegos los chinos describieron en su inicio cuatro movimientos, Madera, Fuego, Metal y Agua, los cuales convergían en la tierra, que se situaba en el centro.
Más tarde el hombre, como centro de todas las confluencias desplazó a la Tierra a la periferia como un movimiento más. Esta concepción atropocéntrica fue fundamental para el estudio de los movimientos fuera y dentro del hombre.
Para saber más sobre los Elementos de la Antigua Grecia: http://es.wikipedia.org/wiki/Elementos_de_la_antig%C3%BCedad
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